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Desvelando el Proyecto Sentido de tu Hijo: Un Viaje de Amor y Comprensión desde la Biodescodificación


A veces creemos que nuestros hijos llegan a este mundo como hojas en blanco, como si su historia comenzara con su primer llanto fuera del vientre. Pero la verdad es que su alma ya viene cargando una memoria: no solo genética, sino también emocional, energética y espiritual.

Desde la mirada de la biodescodificación y la conciencia transgeneracional, esto tiene un nombre: el Proyecto Sentido.


El proyecto sentido es el propósito inconsciente que los padres principalmente la madre proyectan sobre su hijo o hija antes, durante y después de la concepción. Esto ocurre de manera totalmente inconsciente, movido por nuestras emociones no resueltas, nuestras heridas, nuestras necesidades no expresadas.

Lo hacemos desde el amor, pero también desde el miedo. Desde la ilusión, pero también desde la carencia.

Y eso… nuestros hijos lo sienten.


 La concepción

Todo empieza allí, en el instante en que una vida se gesta.

¿Fue un embarazo buscado o inesperado? ¿Había deseo o miedo?

¿Hubo amor, soledad, presión, esperanza? ¿Fue concebido para llenar un vacío, para salvar una relación, para darle sentido a una vida que se sentía vacía?

Todo eso queda impreso en el alma del bebé.

El embarazo

Durante los nueve meses de gestación, el bebé no solo recibe nutrientes. Recibe emociones. Vibra al ritmo del corazón de su madre.Percibe su alegría, su angustia, sus pensamientos más profundos.

¿Se sintió sostenida? ¿Sintió culpa?

¿Dudas?

¿Soledad?

¿Le hablaba a su bebé como una promesa, como una tabla de salvación, como un nuevo comienzo?

Todo lo que mamá no dice… también se transmite.

El parto

El nacimiento es la primera gran experiencia de vida. Y también deja huella.

¿Fue un parto natural, respetado, doloroso, frío, traumático? ¿Hubo separación al nacer? ¿Hubo complicaciones? ¿La madre sintió miedo, desconexión, impotencia?

Ese momento marca cómo ese hijo va a sentir la llegada al mundo.Si fue recibido con calma o con urgencia. Si sintió que el mundo era un lugar seguro… o no.


El postparto

Los primeros días y meses son el terreno donde se empieza a consolidar el vínculo.

¿Mamá pudo entregarse o se sintió sola y abrumada?

¿Estaba presente o ausente emocionalmente?

¿Ese bebé fue fuente de gozo… o un espejo del dolor no sanado?



El alma del hijo registra todo. Y si mamá no puede con su dolor, muchas veces es el hijo quien, sin saberlo, intenta sostenerla. Cada una de estas etapas deja una huella única en el ser que se está formando. Es como si se escribiera un guion invisible, un 'Proyecto Sentido' que influirá en su manera de vivir, de relacionarse y de enfrentar los desafíos.

Para que podamos comprenderlo mejor, veamos un ejemplo concreto, una historia que nos ilustra cómo estas primeras vivencias pueden moldear el camino de un niño:


La historia de una madre.

La historia de un alma que vino a unir lo que estaba roto

Ella no lo buscaba. No al hijo. No así.

En realidad, estaba en medio de una relación que no la hacía feliz. No sentía amor por él, solo una especie de compromiso resignado: cuidar al otro, sostener lo que se podía. Justo cuando pensaba dejarlo, cuando había tomado la decisión de marcharse, supo que estaba embarazada.

Y dudó. Dudó mucho.¿Será una señal? pensó. Tal vez esto sea una oportunidad. Tal vez, con este hijo, las cosas cambien. Tal vez haya algo que salvar.

Durante el embarazo todo fue una mezcla. El cuerpo cambió mucho —33 kilos de más—, pero no era lo físico lo que más pesaba. Era la soledad. Cuando le contó a su madre que estaba embarazada, recibió un rechazo frío y tajante:

“No cuentes con volver a casa. Esto te lo solucionas tú.”

Esa frase se quedó grabada.Y el embarazo continuó, entre discusiones, tensión. Pero también, en medio de todo eso, había algo hermoso: cada noche ella le cantaba a su bebé. Le decía que si algún día estaban solos, ella lo protegería. Se lo prometía desde el vientre.

El parto fue en agua, natural, con oxitocina. Una experiencia intensa. El niño nació, pero algo no iba bien: tenía una imperforación anal. Necesitaba ser operado con urgencia. Y mientras él estaba en el hospital, la madre desarrolló una mastitis grave. La ingresaron y le extrajeron 800 ml de pus. Fueron días duros, muy duros.


Y estaban solos.Ella, el padre, y el bebé. Nadie más.

Ni siquiera su madre vino. Le dijo que no podía ir a verla porque tenía la comunión de su otra nieta.Ese detalle… dolió más de lo que podía explicar.


Propósito inconsciente de la madre

Buscar validación y afecto a través de la maternidad.La mujer no deseaba continuar la relación, no amaba al padre. Se sentía sola, no feliz. Pero al descubrir que estaba embarazada, lo interpretó como una “señal” de que quizá debía quedarse, que tal vez él podría cambiar, o algo bueno podría salir de esto. Es un intento inconsciente de llenar un vacío afectivo, no con el hombre, sino con el hijo. El hijo se convierte en su refugio emocional, su ancla.

También es probable que repita un patrón transgeneracional: quedarse donde no es amada o vista, como le pasó con su propia madre (que la rechazó cuando le contó que estaba embarazada).

Propósito inconsciente del hijo

Dar sentido a lo que no tenía sentido. Traer pertenencia. Ser el puente entre lo roto.El hijo es concebido sin ser planeado, en una relación sin amor. Desde antes de nacer carga una misión inconsciente: dar un propósito a su madre, unir lo que está quebrado, reparar lo que no funcionó.

Durante el embarazo ya empieza a vivir su rol simbólicamente: la madre lo protege emocionalmente, le canta, le promete que si están solos, lo protegerá. Él siente que su existencia es lo único que sostiene esa estructura. Su nacimiento difícil y su condición médica refuerzan esta carga simbólica: tiene que "luchar" para estar aquí.

Conflicto inconsciente principal

Doble mensaje: “te necesito para sobrevivir, pero tú no deberías estar aquí”.

  • La madre no lo deseaba desde el amor a su pareja, pero sí desde una necesidad emocional.

  • La abuela rechaza a la madre cuando esta revela su embarazo (“no cuentes con volver a casa”): el mensaje inconsciente que recibe el bebé es de exclusión y abandono.

  • Él nace para dar sentido, pero se encuentra con un sistema fracturado, donde el amor no es limpio, sino condicionado.

Esto puede generar en el niño (a lo largo de su vida) sentimientos profundos de no saber si pertenece, de ser una carga o de tener que justificar su existencia. ¿Hay conflicto con el padre?

Sí, pero silencioso.La madre no lo quería realmente como pareja, pero se quedó por el embarazo. Esto crea una convivencia forzada, en la que probablemente hubo frustración, distanciamiento o incluso violencia. El niño puede sentir (aunque no se le diga) que su presencia es el único motivo por el que sus padres siguieron juntos. Eso genera una carga: si no existiera, ella habría sido libre.

El hijo podría crecer con un conflicto interno: ¿tengo que cuidar a mamá? ¿soy leal a papá? ¿o tengo que alejarme de él para no traicionarla?

Este niño ha venido con un propósito inconsciente de unir lo que estaba roto, pero también de darle sentido a la vida emocional de su madre. Es portador de un amor muy profundo, pero también de una carga que no le corresponde.

La clave para él será, con el tiempo, liberarse de esa misión, y para la madre, reconocer ese dolor, nombrarlo, para no seguir transmitiéndolo.

Si sientes el llamado, estoy aquí para acompañarte.


Sanar tu historia es liberar la suya.


Sanar el origen es darles alas.

 ¿Qué incluye una sesión de Proyecto Sentido?

  1. Exploración emocional del embarazo, parto y primeros meses.

  2. Lectura simbólica desde la biodescodificación.

  3. Frase sanadora personalizada.

  4. Ritual simbólico de liberación (para ti o para hacer con tu hijo).

  5. Y un espacio íntimo y sagrado donde sentirte escuchada, sin juicio. 1 Opción: 50 minutos de consulta online más PDF 2. Opción: Grabación y explicación (audio) + PDF Con amor, Lenka





 
 
 

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